Esta obra forma parte del proyecto LA TAPADERA (2011-2012). Manteniendo su dinámica de trabajo, este proyecto se desarrolla principalmente mediante dibujo, que en ocasiones da lugar a la construcción de objetos o instalaciones, y combina distintos métodos de representación y construcción propios de otras disciplinas y oficios como la artesanía, el diseño, la arquitectura o el bricolaje, manteniendo especial atención a las tareas manuales y lo rudimentario.

Todas las piezas de este proyecto forman un repertorio de imágenes y objetos que tienen como referente distintos aparatos de gimnasia y rehabilitación. El ejercicio, sin embargo, no es algo determinado, abriendo otras posibilidades mediante la propia práctica y proceso de trabajo y la visualización de los resultados. Partiendo de objetos conocidos, cuyos fragmentos se representan como anclaje a lo compartido, inicia un proceso de combinación y alteración de distintos lenguajes gráficos, mezclando lo analítico y lo subjetivo para llegar a un resultado en el que el equilibrio de sus métodos y formas nos sitúen en una posición de incertidumbre. Las imágenes, de apariencia cerrada, persiguen en realidad la posible diversidad de respuestas a una misma pregunta.

El proyecto La tapadera fue presentado en su última exposición individual, del mismo nombre, en la Galería Espacio Valverde y premiado en el certamen Generaciones 2013, del que se hizo una exposición en La Casa Encendida (Madrid) y la publicación de un catálogo. Se han publicado varios artículos y textos sobre este trabajo entre los que destacan Una perfecta tapadera (Estrella de Diego, texto de la exposición en Espacio Valverde), La guerra de los gimnasios (Javier Montes, ABC), Abstracción para mantener la línea (Ana Marcos, El Pais), La tapadera de Elena Alonso (Cristina Anglada, Nosotros revista digital) y Maquinaria de composición lúdica gimnástica (Roberto Salas, Catálogo Generaciones 2013).